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Una noche como cualquier otra en el casino, todo parecía normal. Eran alrededor de las 5 p.m. yo llevaba pocas horas de turno (para esto yo era supervisor y encargado de turno) cuando se sentó un hombre a la mesa de blackjack, con cara de haber tomado unas copas de más, era poco frecuente ese cliente, pero ya había ido un par de veces y sabía que era distribuidor de medicamentos farmacéuticos. Sacó un billete de $1,000, los cambió por fichas y empezó a apostar normal de $100 el pase. Nada fuera de lo común… hasta que su "esposa" llegó alrededor de las 9 p.m.

Se acercó a él con cara de furia y le dijo: "¡Dijiste que ya no ibas a apostar más esta noche!". El tipo un poco ebrio, sin inmutarse, la miró con una sonrisa y le dijo: "Ya vete de aquí, el dinero es mío y si…