Del dealer al director
- Leonardo Castillo
- 10 sept
- 2 Min. de lectura

En el mundo del póker, no todos los protagonistas están sentados jugando cartas. Algunos, como Fernando Obando, construyen su legado desde el otro lado de la mesa, su transición de dealer a director de torneos no solo marcó un cambio de rol, sino el inicio de una carrera que exige liderazgo, visión estratégica y una inteligencia emocional afinada.
El valor de conocer cada carta del oficio

Fernando comenzó como dealer en los años noventa, dominando mesas de blackjack, ruleta y póker caribeño. Esa experiencia le dio una comprensión profunda del juego, no solo en términos técnicos, sino humanos, como leer a los jugadores, anticipar tensiones y mantener el ritmo de la mesa.
Cuando pasó a ser supervisor y luego director de torneos, ese conocimiento se convirtió en su mayor ventaja, porque liderar no es imponer, es entender. Y en el póker, entender significa haber estado ahí, sintiendo el pulso de cada mano, y más en ambientes de alta presión porque nace de la experiencia directa ya que conocer el terreno es lo que permite tomar decisiones con autoridad y empatía.
Mantener la calma cuando todos miran

Coordinar entre 50 y 80 personas en un torneo no es tarea menor, ya que los jugadores nerviosos, las reglas estrictas, tiempos ajustados, egos en juego... todo ese entorno, el director no solo organiza, sino también contiene, media y resuelve.
Fernando se convirtió en una figura de referencia porque sabía mantener la calma, su presencia era firme pero cercana, y eso generaba confianza. En el póker, donde cada segundo puede cambiar el rumbo, la estabilidad emocional del líder es tan importante como la estrategia. Si quieres liderar en el mundo del póker, entrena tu mente tanto como tus habilidades.
La serenidad bajo presión es una herramienta más poderosa que cualquier jugada.
Decisiones bajo presión
Los torneos de póker son escenarios de decisiones constantes, ya que van desde resolver conflictos entre jugadores hasta ajustar dinámicas en tiempo real, el director debe actuar con rapidez y precisión. Fernando aprendió a tomar decisiones sin titubeos, pero no por impulso sino por preparación.

Su historia nos muestra que la seguridad no viene de saberlo todo, sino de haber enfrentado lo suficiente como para confiar en tu criterio. En la vida, como en el póker, no siempre hay tiempo para pensar dos veces, por eso, entrenar tu juicio es tan importante como aprender las reglas.
Fernando Obando no solo dirigió torneos, dirigió momentos. Su historia nos recuerda que el liderazgo en el póker no se mide por el número de manos ganadas, sino por la capacidad de sostener el juego cuando todo parece tambalearse.
Para quienes aspiran a ser Poker Stars, entender el rol del director es entender el juego desde otra perspectiva, una donde el control, la empatía y la decisión son las verdaderas cartas.








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