Azar en el Trabajo en Casinos
- Leonardo Castillo
- 18 abr
- 2 Min. de lectura
Ismael Jiménez no planeó trabajar en un casino, lo suyo era el diseño gráfico, pero la vida —esa que no siempre pregunta— lo empujó a cambiar de rumbo, ya que tras perder su empleo por recortes en la imprenta donde era supervisor, buscó estabilidad como fuera. Terminó en una entrevista de mesero en un casino… y aunque llegó tarde y ya no había vacantes, el entrevistador le ofreció algo inesperado: un puesto en un juego en vivo, mejor sueldo, nuevo mundo, cero experiencia y dijo que sí.
Y así, como quien se sienta por primera vez en una mesa de ruleta, empezó una nueva etapa, porque trabajar en casinos, muchas veces, también es cuestión de azar.
El trabajo en casinos es un juego de probabilidad
No hay fórmulas fijas, hay quienes entran sin querer, otros buscando una oportunidad temporal, y algunos más por curiosidad, pero el común denominador es el mismo: no sabes cómo te va a ir hasta que ya estás dentro. A veces entras por una vacante, pero terminas en otra, a veces inicias sirviendo mesas y acabas manejando máquinas o coordinando juegos, es un entorno donde el movimiento constante no solo está en las cartas o en las tragamonedas, también en las personas que lo habitan.
Sí, no todos aguantan, no todos ganan, pero, para muchos, el casino se convierte en una segunda casa, y también en una escuela de vida.
Más Resistencia que Experiencia
En el mundo del casino, no siempre sobrevive el que más sabe, sino el que más aguanta, ya que la experiencia puede abrirte la puerta, sí, pero es la resistencia la que te mantiene dentro.
Resistencia a los horarios, a los cambios de turno sin aviso, al trato con clientes que traen encima sus propias frustraciones, al estrés constante de que cada error puede costarte el día o la propina, muchos entran con grandes expectativas por el sueldo o el ambiente, pero se topan con una rutina demandante, con reglas firmes y tiempos que no perdonan, es ahí donde empieza la verdadera prueba, ya que no se trata de saber cómo se juega una ruleta o cómo funciona una máquina, sino de aprender a llevar el ritmo, sin perder la cabeza, el cuerpo y el ánimo.
La resistencia también se ve en lo emocional, el hecho de soportar días donde te sientes invisible, o donde das todo y no te va bien, en no rendirte cuando tus amigos ya dejaron el uniforme y tú sigues ahí, porque en este ambiente, el desgaste llega sin avisar, y solo quien sabe mantenerse firme, con los pies en la tierra y la mente clara, logra avanzar sin quebrarse.
Así que sí, la experiencia sirve, pero en el casino, la verdadera ficha que vale es la resistencia. Y eso no se enseña.. se vive.
¿Azar o decisión?
Trabajar en casinos tiene algo de azar, pero también requiere valentía para entrar a un mundo tan exigente, tan diferente, tan impredecible, y muchas veces, quienes lo intentan descubren que la jugada más importante no está en los juegos… sino en ellos mismos.
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