La historia de los casinos en México

Leonardo Castillo
11 oct
3 Min. de lectura

Los casinos en México no nacieron de la noche a la mañana. Su historia está marcada por tensiones entre tradición, moral, política y turismo, esta nota recorre su evolución: desde los primeros juegos de azar coloniales hasta los casinos digitales que hoy se multiplican en línea.

Primeros juegos: cartas, lotería y gallos

(siglo XVIII–XIX)

Los juegos de azar llegaron a México con la colonización española. Desde el siglo XVIII, las cartas, los dados y la lotería se integraron en la vida cotidiana, especialmente en ferias, plazas y celebraciones religiosas, aunque no existían casinos como tal, el juego era parte del paisaje popular y festivo. Las peleas de gallos, las rifas y los sorteos eran comunes en pueblos y ciudades, y funcionaban como espacios de encuentro social, donde se apostaba no solo dinero, sino también reputación y pertenencia.

El juego tenía un doble rostro, por un lado, era entretenimiento legítimo; por otro, era visto con recelo por sectores conservadores que lo asociaban con el pecado y la pérdida de control. Esta ambivalencia marcaría toda la historia posterior del juego en México.

Salones elegantes y clandestinidad (siglo XX)

Durante el Porfiriato y las primeras décadas del siglo XX, surgieron salones de juego privados en ciudades como Cuernavaca, Tijuana y Ciudad de México. Estos espacios, inspirados en modelos europeos, ofrecían ruleta, bacarat y espectáculos nocturnos, eran frecuentados por políticos, empresarios y artistas, y funcionaban como centros de lujo y evasión. Sin embargo, la moral pública y la presión de la Iglesia católica generaron tensiones, en 1947, el presidente Miguel Alemán decretó la prohibición de los casinos físicos, argumentando que fomentaban vicios, corrupción y descomposición social. A partir de entonces, el juego quedó en una zona gris, permitido en sorteos y loterías, pero restringido en espacios físicos, esta prohibición no eliminó el juego, sino que lo empujó a la clandestinidad y a formas más discretas.

Turismo y debate legal (década de 1990)

Con el crecimiento del turismo en los años noventa, empresarios y legisladores comenzaron a debatir la reapertura de casinos como estrategia económica. Se argumentaba que podrían generar empleos, atraer inversión extranjera y diversificar la oferta turística, sin embargo, el debate fue intenso, pues mientras algunos sectores veían en los casinos una oportunidad de desarrollo, otros los consideraban una amenaza para la salud pública y la seguridad.

Aunque no se aprobó una ley que permitiera casinos al estilo Las Vegas, sí se abrió la puerta a centros de apuestas regulados, como casas de bingo, sorteos, hipódromos y apuestas deportivas. Estos espacios operan bajo licencias otorgadas por la Secretaría de Gobernación, y aunque no se les llama “casinos”, cumplen funciones similares, así el juego volvió a ser visible, pero bajo estricta vigilancia legal.

Era digital: plataformas online y regulación pendiente

En la última década, el juego migró al entorno digital, plataformas internacionales ofrecen tragamonedas, póker, ruleta y apuestas deportivas accesibles desde cualquier dispositivo. Aunque muchos de estos sitios no tienen sede física en México, operan con licencias extranjeras y son utilizados por miles de usuarios mexicanos.

Casinority. (2024). Historia de los casinos en México. Recuperado de https://es-casinority.com/blog/historia-de-los-casinos-en-mexico/

Universidad Nacional Autónoma de México. (s.f.). Análisis jurídico sobre la apertura de casinos en México. Recuperado de https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2803/6.pdf

MXCity. (2021). Historia de los casinos en México: la diversión elegante del siglo XX. Recuperado de https://mxc.com.mx/2021/09/29/historia-de-los-casinos-en-mexico-la-diversion-elegante-del-siglo-xx/