Texas Hold’em: la historia de una revolución en la mesa
- Leonardo Castillo
- 18 sept
- 2 Min. de lectura

Antes de que las cámaras lo convirtieran en espectáculo, antes de que los torneos lo elevaran a deporte mental, el Texas Hold’em era solo una variante más en el mundo del póker. Pero como todo lo que trasciende, nació en silencio, creció en las sombras y terminó por conquistar el mundo, esta es su historia.
Robstown, Texas: el origen humilde

Aunque el póker tiene raíces que se remontan al siglo XIX e incluso a juegos asiáticos milenarios, el Texas Hold’em como lo conocemos hoy tiene un punto de partida más claro: Robstown, Texas, a principios del siglo XX, fue allí donde esta variante comenzó a jugarse de forma local, con una estructura que permitía más estrategia y lectura de juego que sus predecesores. A diferencia del clásico Five Card Draw, el Hold’em introdujo cartas comunitarias, lo que cambió por completo la dinámica: ya no se trataba solo de lo que uno tenía, sino de lo que todos compartían. Y eso, como en la vida, obligaba a mirar más allá de uno mismo.
El salto a Las Vegas

En 1963, el juego llegó a Las Vegas gracias a Corky McCorquodale, quien lo introdujo en el California Club, aunque al principio no tuvo gran aceptación, pronto se convirtió en el favorito de los profesionales. ¿Por qué? Porque el Texas Hold’em no premiaba solo la suerte, sino la lectura, la paciencia, el temple. Fue en Las Vegas donde el juego comenzó a adquirir reputación, y donde los casinos entendieron que podían convertirlo en espectáculo.
El póker dejaba de ser un juego de salón para convertirse en narrativa pública.
El efecto Moneymaker y el boom digital

En 2003, Chris Moneymaker, un contador amateur, ganó el World Series of Poker tras clasificarse en un torneo online, su victoria desató lo que se conoce como el “efecto Moneymaker”: millones de personas comenzaron a jugar Texas Hold’em desde sus casas, convencidas de que ellos también podían ganar, el juego se volvió global, accesible, viral, y las plataformas digitales lo convirtieron en fenómeno cultural. Y el dealer, antes una figura invisible, se volvió parte del espectáculo.

Hoy, el Texas Hold’em no es solo una modalidad de póker. Es una forma de leer el mundo, calcular riesgos, interpretar gestos, decidir cuándo apostar y cuándo retirarse. Es estrategia, psicología, intuición y como en la vida, no siempre gana quien tiene la mejor mano, sino quien sabe jugarla mejor.
Un Ojo en el Cielo. (2024). Descubre la fascinante historia del Poker Texas Holdem. Recuperado de Unojoenelcielo.com.ar







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