Tu Trabajo Habla, No Tu Enojo
- Leonardo Castillo
- 12 may
- 2 Min. de lectura

En una mesa de casino, el espectáculo es constante: luces, apuestas, emociones a flor de piel, pero lo que no se ve es lo que más pesa, en ese escenario, hay que tener nervios de acero y corazón en calma, porque aquí, el verdadero profesional no es el que responde con gritos, sino el que responde con trabajo.
Mayra García lo sabe, lleva años en el mundo del juego, y ha visto cómo la ira puede costar más que una mala jugada: “No vale la pena confrontar, el que pierde eres tú”, dice con firmeza, y no lo dice desde la resignación, sino desde la sabiduría que se gana solo en el campo de batalla.
El ego es una trampa invisible

Una de las trampas más peligrosas para cualquier croupier no es un cliente agresivo, es el ego, porque cuando alguien te falta al respeto, el primer impulso no es profesional, es humano y es querer defenderte; pero en esta industria, cada palabra, cada gesto, puede convertirse en un arma de doble filo.
Estudios en psicología del trabajo demuestran que el autocontrol en ambientes hostiles no solo reduce el estrés, sino que eleva el rendimiento hasta en un 30%, así que en pocas palabras: la mente fría gana más que la lengua rápida.
Inteligencia emocional
Mayra lo resume sin rodeos: “Si no puedes controlar la situación, hazte a un lado”, ya que no se trata de ceder, sino de elegir tus batalla, porque en el mundo del casino, quien realmente destaca no es el más ruidoso, sino el más estable emocionalmente. Un dato según la Harvard Business Review, la inteligencia emocional representa el 90% de lo que separa a los grandes profesionales del promedio, ya que no es solo habilidad técnica, es saber cuándo callar, cuándo respirar y cuándo dejar que tu trabajo haga el ruido por ti.
Lo que forma a un croupier no son solo las horas en la mesa, sino las veces que decidió no responder con enojo cuando más quería hacerlo, porque hay una diferencia entre tener razón y tener resultados, esa diferencia, muchas veces, es una pausa.
Así que, cuando te enfrentes a la próxima situación injusta, recuerda que tu trabajo ya está hablando por ti, haz que hable con elegancia, con calma y con una fuerza que solo quienes dominan su carácter pueden transmitir.








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